martes, 24 de agosto de 2010
































































































OBSERVO, LUEGO EXISTO


"Sobre estas calles donde el amor es una palabra que no se ve por ningún lado, descubrí un estado de ánimo tan bello como una flor amarilla en la noche: Anarquía".

Carlos Oliva



El centro no duerme. Recuerdo que en Madrid, en el año 2003, los habitantes de esa ciudad afirmaban exactamente lo mismo de su centro histórico: "El centro no duerme". Y como hace dieciocho años mis incursiones al Centro de Lima despiertan aún las mismas sensaciones: curiosidad, fascinación, angustia, y una arrechura permanente. Sí, el centro es un lugar que arrecha. Aunque últimamente lo pateo más de noche, lo prefiero indistintamente: de día y de noche. De día sus cauces me conducen a lugares como el Centro Cívico, El Queirolo, el Jirón de la Unión (es posible ver películas de estreno en imagen y audio aceptables a S/. 3.50 de lunes a miércoles ), el Parque Universitario y El Hueco. De noche, y dependiendo de la hora, atravieso Quilca o asciendo La Colmena hasta llegar a la Plaza San Martín.

Por supuesto que el ascenso por La Colmena resulta más aleccionador. Los mismos personajes de hace dieciocho años - podría asegurar que la anciana prostituta de mi poema "El tiempo de la rosa " todavía se deja ver maquillada, en tacos y lentejuelas (1) - se dan cita en esa avenida que es una radiografía animada de nuestra realidad actual. Es decir, del Perú de los Reyes, de los Chávez y los Quispe - de Arellano y Burgos (2) -; del pollo a la brasa con papas fritas, pizza con gaseosa y cerveza en jarra. Y afinando la vista se identifican hasta tres estilos arquitectónicos distintos en la misma cuadra, y estirando los pasos confirmamos que la cara más real de nuestra prosperidad económica se luce en las pollerías (Norky´s y Rocky´s la rompen), chifas, night clubs de "A sol la barra", bares de luces de neón, camionetas de serenazgo y policías motorizados.

Cierto es que el centro hoy es más seguro. Pero solo el centro pues un poquito más allá la delincuencia e inseguridad gobiernan. En esta Ciudad del Infierno - Rosas Ribeyro dixit (3) - todavía descubrimos atareados travestis ofreciendo sus cuerpos en esquinas compartidas, trajinadas putas negociando sus servicios en oscuras callejuelas, caprichosos rosquetes aguardando el arribo de mostaceros antiguos, y extranjeros sospechosos a la caza de cocaína, marihuana y zorritas fáciles. El centro es La ciudad Gótica del poema de Leo Zelada, su eclipse (4), pero también un monumento vivo que devora diariamente a sus habitantes sin que estos se den cuenta de lo que está pasando. Provecho, brother.




(1) EL TIEMPO DE LA ROSA


                Solitaria


frágil,
triste,
marchita.

Ensaya la rosa
su último aroma.

Mudan sus pétalos
a otro cuerpo.

L   e  j  o   s,      l     e    j   o   s.



(2) ARELLANO, Rolando y BURGOS, David. Ciudad de los Reyes, de los Chávez, los Quispe... Lima. Edgardo Cateriano Castellano, editor. ISBN: 9972-9196-1-7.

(3) ROSAS RIBEYRO, José. Ciudad del infierno. Lima. Lluvia Editores. 1994.

(4) ZELADA, Leo. Delirium Tremens. Lima. Federación Gráfica del Perú. 1997.

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