TRES ESTAMPAS LIMEÑAS (1)
UNO
Camino hacia la plaza San Martín: jóvenes ansiosos aguardan a la entrada de una discoteca, marginales travestís utilizan las esquinas como mostradores, inmundos ladronzuelos amenazan la tranquilidad de los transeúntes. Veo mi reloj, son las 10:35 p.m. La noche recién empieza, me digo. Nada más estimulante en estos tiempos.
DOS
Dos mujeres discuten acaloradamente, forcejean, una de ellas cae al piso. "Ojalá te mueras", exclama la mujer más joven, al tiempo que la otra es auxiliada por un adolescente. "Hay que disculparla, no está en ella", exclama la mujer mayor ya reincorporada. "Eso te pasa por no entregarme mis cigarrillos", es lo último que alcanzo una escuchar.
TRES
TRES
Imposible determinar qué fue lo que me atrajo de ella. Sus verdes y achinados ojos eran como los de un gato. Su rostro asemejaba una pera y brillaba como la piel de un pez. Sus hombros eran del color de la miel y sus senos parecían de migas de pan. Su ajustado trasero era una señal perfecta y los dedos de sus pies se mostraban torpes y escandalosos. No tenía más de dieciséis años y ya era puta. Tal vez por eso fue que llamó mi atención.
( 1 ) Estas estampas fueron redactadas entre los meses de julio y diciembre de 1995.